Un pequeño respiro [Jackson]

Me tambaleé y me apoyé en una pared de uno de los callejones que daban a una calle principal. Había estado toda la noche sin dormir, yendo de fiesta en fiesta, y ahora llevaba la resaca del día anterior encima.
Me dolía mucho la cabeza, tenía los ojos rojos e hinchados y llevaba un chute en las venas que hasta tenía alucinaciones y todo. Me imaginé que pasaba una chica muy guapa por delante del callejón.
- Espera...- la avisé, tratando de que volviera. El mundo se balanceaba bajo mis pies, y no quería que mis padres me vieran así, solo me echarían la bronca.
Salí y vi a la chica tirada en el suelo. ¿Pero qué...? Me extrañé. De todos modos, fui hacia ella, para ayudarla a levantarse. Sus cordones estaban desatados.
- ¿Estás bien? ¿Tienes algo roto?- me incliné hacia ella, pero terminé por tropezarme y caí yo también.

"Muy bien Britt, a si se hace" Me autodije de forma irónica, cuando seguía sin poder creerme lo que acababa de pasar, lo que más me sorprendría que solo algunos guiris se rieron, pero nadie más pareció advertir lo me acababa de pasar, o al menos si lo había visto, no se habían reido o directamente pasaban de levantar a una persona que se tropieza consigo misma.
De repente escuché que alguien se preocupaba ¿por mi? Quizás no había tan mala gente a pesar de todo, miré hacía arriba y un chaval rubio, con la mirada un poco turbia se estaba inclinando hacia mi, pero la gravedad le pudo y sin poder hacer nada también terminó en el suelo. Me quedé mirandole por que se haía caido encima mía, y sin poder evitarlo me eché a reir, parecía de broma.

-Lo siento mucho -Le dije cuando pude respirar y apreciar que al menos yo, no tenía nada roto- Al parecer soy un imán para caerse al suelo, ¿estás bien? ¿Te ayudo a levantarte? -Le observé mientras intentaba apartarle de encima mío.

Rodé sobre un costado como pude, y me descubrí riendo yo también. Pues era una situación de lo más cómica. Además de que todo el mundo que pasaba por allí nos miraba como si fuéramos un par de locos tirados en la calle.
Asentí con la cabeza, mirando a la chica por primera vez realmente. Era guapa, con el pelo negro y ondulado y unos ojos preciosos. Así que al final no era imaginación mía, era de verdad.
- Todo bien, no hay que ir al hospital ni nada por el estilo.- bromeé un poco incorporándome hasta quedar sentado.- ¿Tú estás bien? Llevar los cordones de las zapatillas desatados es una trampa mortal, creo que ahora ya lo sabes.- sonreí llevándome una mano a la nuca y me pasé la otra por el pelo.
Aunque todavía estaba algo mareado, me encontraba mejor después de haberme desahogado con unas risas y algo insólito normalmente. Así que se podría decir que en cierto modo esa chica me había salvado la mañana.
Le tendí la mano para ayudarla a levantarse.
- ¿Cómo te llamas?

Suspiré aliviada, no tendríamos que ir al hospital, y explicar nuestra bochornosa historia de cómo nos torcimos un tobillo, la cara de las enfermeras y sobretodo la de los médicos serían dignas de ver, y ya ni me quise imaginar la de mis padres.

- Creo que...si -Dije al tocarme un tobillo, no me dolía, podía moverlo y al menos al tacto no se le veía hinchado ni nada por el estilo- Ahora veré a mis cordones como una mortal amenaza -Me reí y levanté la cabeza para mirarle por primera vez a la cara, antes ni me había fijado que era rubio, que sus ojos eran castaños, que tenía pinta de alto y que su complexión era robusta. Me quedé mirándole como una tonta hasta que me ofreció la mano para levantarme, y me preguntó mi nombre.

-Brittany Maxwell -Le cogí la mano- ¿Y tú?

Esperé a que se recuperara para saber si estaba bien. Al parecer no habíamos tenido ningún accidente, los dos estábamos enteros. Habría sido un problema haberse hecho daño, primero por la vergüenza de tener que acudir al médico por una caída, y segundo porque si me pillaban como iba seguro que me caía un marrón gordo.
Me reí al escucharla.
- Creo que es una buena idea, sí.- bromeé con una sonrisa resplandeciente. Vi que se quedaba como medio embobada mirando no se que tenía yo. Quizás con la caída se me había rasgado la mejilla o algo. Me pasé una mano por la cara, nada. Pero cuando volví a mirarla ya no estaba con sus ojos fijos en mi.
- Hola Brittany.- la saludé, cuando estuvo en pie de nuevo. Me sentí un poco estúpido, pero las presentaciones no se me daban bien y no tenía la cabeza para pensar mucho.- Jackson Knight.- me presenté yo también. Dejé caer mi peso sobre la pared de un edificio y sonreí de lado. Señalé sus cordones.- Quizás... Sería mejor atarlos, para que no volvieran a jugarte una mala pasada. Solo quizás.- comenté riendo entre dientes.

Cuando estuve de pie, pude terminar de asegurarme que ambos tobillos estaban en perfecto estado moviendolos y apoyandome en los dos, nunca le había dado tanta importancia a la seguridad de mis tobillos hasta en ese momento, estaba segura.
Me saludó y me dijo que se llamaba Jackson Knight, tenía que decir que su nombre me era bastante familiar, aunque en ese instante no caía por que.
Se apoyó en la pared, sonrío de lado y señaló mis cordones.

-Tienes razón -Dije algo avergonzada mirando a sus ojos todavía turbios- Creo que con una caída al día tengo suficiente, vayase que a la próxima me rompra algo de verdad -Me agaché, me até los cordones de manera que no se pudiesen desatar ni queriendo, y volví a ponerme de pie- Gracias por venir para intentar ayudarme, ha sido un bonito detalle aunque lo siento por haberte hecho caer, al parecer ere el único peatones de Sunpark, que sabe el significado de ayudar a una persona, muchas gracias en serio -Dije sonriendole

La miré, esta vez sí. Tenía un pelo negro que me encantó, y un rostro muy bonito que transmitía felicidad. Aunque pude deducir también que quizás era algo torpe, lo que la hacía más atractiva todavía. Siempre me habían gustado este tipo de chicas. Pero no para algo de una noche, sino para algo más largo. Diría que esas chicas eran algo más sensibles que no las que se dejaban por la noche y ya.
Miré como se ataba los cordones de forma que no pudieran soltarse y asentí con aprobación.
- Una cosa menos por la que preocuparme.- comenté con una sonrisa ladeada.- De nada mujer, ¿cómo no ayudar a alguien que se ha caído? Aunque lo de mi caída no ha sido culpa tuya, de verdad, que no lo ha sido.- le dije, puesto que eso era culpa del alcohol y otras sustancias. Miré alrededor, casi no pasaba nadie por la calle.- Esta gente de hoy en día... Si es que han perdido el respeto.- bromeé un poco, y me reí.

[Lo siento por la tardanza, demasiados examenes para una semana D:]

-¿No ha sido por mi culpa de verdad? – Le dije frunciendo el ceño para después volver a reírme-¿ No me parece ese tipo de chicos que pierdes el equilibrio tan fácilmente, pero si tú lo dices te creo -Me encogí de hombros con una sonrisa, cuando escuché el sonido de su risa, hacía que me sintiese un poco más alegre, sin saber muy bien por qué- ¿Tendrían que impartir clases del buen ciudadano, porque vamos…

Miré con cara asesina por el cristal del escaparate, a la dependienta rubia de la tienda de al lado, que sabía perfectamente que me había visto caer, y aunque no tuviese ningún tipo de cliente ni si quiera se había inmutado a ayudarme, estaba segura de eso porque estaba mirando nuestra conversación con cara de cotilla. Volví la vista de nuevo hacia él.

-¿Déjame al menos que te invite a un café por ser tan buen ciudadano, y no me vale un no por respuesta –Volví a sonreír sin motivo alguno.

[Nah ]

- Desde luego, aunque no te creas, que ya he tenido más de un accidente como el tuyo.- bromeé riendo. Asentí con alegría a su comentario, porque unas clases de educación para la ciudadanía no irían nada mal a algunos, y algunas, pensé, mirando a la mujer rubia que Britt también miraba.- Es que hay algunos que no dan para tanto...- comenté llevándome una mano a la nuca.

- Café... café... Venga, irá bien descansar un rato.- dije con una amplia sonrisa, además, nadie se podía negar a aquella cara que me acababa de poner, era prácticamente imposible decirle que no.- ¿Conoces alguna cafetería por aquí cerca? Como no sea en el Starbucks no se a donde podemos ir.- torcí el gesto, "mira que llevar tanto tiempo por esta ciudad y no saber esto todavía..." Era un poco deprimente. La miré con curiosidad, esperé unos segundos y después le pregunté.- ¿Cuántos años tienes?

Intenté no reirme, al ver que él también se había fijado en la dependienta Miss Buena Ciudadana&Cotilla 2010.

-Hay una cafetería por aquí cerca, al final de la calle -Me dí la vuelta y se lo señalé-El Starbucks que nos coje más cerca está a casi una manzana, pero tranquilo al menos el café allí es bastante bueno y no son muy caros - Observé el final de la calle, donde podría verse el cartel de la cafetería con las luces en verde resaltando una taza. Volví la vista hacía él cuando me preguntó mi edad- Dieciséis primaveras, aunque la gente me echa más -Dije despreocupada, de repente puse mis ojos en él y entrecerré los ojos- En cambio yo no te echo más de... Veinte, ¿Diecinueve quizás? -Le respondí mientras empecé a caminar.

Asentí mirando hacia donde me señalaba. Ya había estado otras noches en el Starbucks cuando no me apetecía irme de parranda con los amigos, que tomar un café tampoco está mal de tanto en tanto y a Annie le hace ilusión ir allí.
- Claro, pues allí mismo ya está bien, tampoco es que necesitemos un café glamour.- bromeé con una sonrisa ladeada.
La miré alzando las cejas.
- ¿Dieciséis? Sí, yo te habría echado unos... Diecisiete, dieciocho...- indiqué haciendo un gesto con la mano de aproximación. Parecía mayor, quizás fuera por su personalidad, o su forma de vestir, o no se. Abrí los ojos más de lo normal cuando me dijo veinte, exagerando.- ¿Tan viejo se me ve?- dije dramáticamente. Me llevé una mano al pecho.- Que desdichado soy... Tan solo tengo dieciocho.- sonreí, caminando a su lado hacia nuestro café.- ¿En serio aparento veinte?- pregunté alzando una ceja.

[Siento la tardanza]

Me reí de nuevo con el comentario del café, además ¿Qué más daba donde nos lo tomáramos? Quería conocerle, tenía asegurado que se convertiría en un amigo para mí.
Me sorprendí un poco al saber que él también me había echado de más, no lo entendía mucho, siempre había intentado saber porque la gente me veía tan mayor, aunque no me molestaba, me había acostumbrado y ahora, como en aquel momento me parecía gracioso.Sonreí a con su sobreactuación.

- ¿Dieciocho solo? Vaya, no lo había ni imaginado… No quiero decir que se te vea viejo –Dije a modo de disculpa- Supongo que claro eres tan alto, robusto y tal, que se te echa más edad. Al menos míralo por la parte buena, la gente no te confundirá con un menor de edad –Me reí, siempre intentaba sacarle las cosas buenas a todo, aunque tuviese que ser algo raro e casi incomprensible.

Cuando me di cuenta ya habíamos llegado a nuestro destino. Me acordaba de la última vez que había estado allí, había sido con Luke, siempre pasábamos mucho tiempo dentro, y no entraba desde que me dejó, aquel sitio me traía demasiados recuerdos, que todavía, con tiempo de por medio me parecía algo cercanos, pero no podía seguir evitando aquel lugar, el café realmente era muy bueno.

- Hora del café -Le dije y me dispuse a entrar.

- ¿Sabes? Eres la primera que me dice algo como eso. Sienta bien algo de sinceridad por parte de alguien.- sonreí, siempre iban todas con lo típico del "que va, si pareces más joven, si estás muy guapo, si no se que..." era un poco exasperante. La miré, quizás le había sonado como molesto, así que rectifiqué.- No lo digo con segundas.- aclaré por si acaso. Me reí cuando dijo de confundirme por un menor.- Creo que eso no va a pasar, me deprimiría un poco, eh.- bromeé.

Miré el lugar, no me había dado cuenta de que habíamos llegado ya a donde íbamos, de tan distraído que estaba. Tan grande como siempre, y por dentro tan alegre que parecía radiar por si solo. Y desde luego el sitio hacía mención a su nombre, porque se podría decir que servían el mejor café de la ciudad, y las pastas estaban de muerte.

- Pues vamos allá.- asentí y entré detrás de ella al local. Tan solo traspasar la puerta me llegó ese familiar olor amargo mezclado con el del pan recién horneado. Mis tripas resonaron sin querer, y me llevé una mano hacia allí instintivamente.- Mejor será que nos sentemos.- comenté sonriendo de lado.

Me sorprendí un poco con su comentario.

-La gente es falsa hasta para eso, no entienden que de vez en cuando ser honesto, no viene mal - Nada más que lo dije, una serie de acontecimientos se me vinieron en la mente, y todos ellos estaban alrededor de cuando éramos ocho Summers en vez de siete. Sacudí la cabeza intentado hacer que los recuerdos se fueran.

-Eso dices ahora, pero cuando seas un viejecito, lo desearás –Le respondí a modo de broma, poco a poco me iba soltando con él, y la verdad que era fácil, era bastante agradable, cosa que me pareció algo raro tras haber leído todas las peleas que habían podido tener los DesKonTrol en una noche. Nadie lo diría.

Cuando entramos, nos sentamos en una mesa al lado de una gran cristalera donde se veía a todos los transeúntes pasar perdidos en conversaciones por móviles o con amigos, y el tráfico, podía verse que empezaba a tocar la hora punta.

El establecimiento estaba sumido en una ola de olores cálidos y para qué engañarnos, que te incitaba a que te pidiese todo lo que había en los mostradores, aún a si , cogí la carta y le eché un vistazo. Me podía haber pasado como dos meses sin entrar, y todo parecía igual. Esperaba que el sabor de las cosas tampoco lo hubiese hecho.

-Me voy a tomar un chocolate caliente y unas de las magdalenas que están en el mostrador –Dije deseosa echando una mirada desde mi localización- ¿Y tú?

- Desde luego, estos días uno no se puede fiar ni de su sombra, bueno, y de algunas personas.- dije dándole con un dedo en la frente de forma juguetona, porque la vi como si por un momento estuviera muy lejos de allí, y casi parecía triste. Aquello me sorprendió, pues no sabía en absoluto lo que podía pasarle por la cabeza, pero seguro que no era agradable para ella. Y me quedó claro cuando sacudió la cabeza como para alejar los pensamientos.- ¿Estás bien...?- dije agachándome un poco para mirarla a los ojos.

Pero al parecer se recuperó pronto.
- Para eso todavía me queda un buen trecho, eh.- dije riendo.- O al menos eso espero, aunque hay gente que le salen arrugas antes de tiempo por estar todo el rato enfadado.- asentí. Aquella gente que siempre tenía el ceño fruncido.

Nos sentamos, miré alrededor, había bastante gente, pero de todos modos era agradable el sonido de las voces, al menos para mi. Cogí la otra carta que estaba de pie encima de la mesa para mirarla, y remirarla otra vez. De todo lo que había no sabía que pedir, que dilema.

- Pues creo que también cogeré chocolate, pero con unos cuantos croissants de esos pequeñitos con chocolate, recién hechos.- casi se me caía la baba de pensar en ello. Me apoyé en el respaldo pasando una brazo por detrás.- Ya sabes quien invita, ¿no?- claramente, yo.

- Si siempre estás con buen humor lo dudo, tu cutis estará impecable cual culito de un bebé –Me reí cuando lo dije, esa era la famosa frase de mi abuela cuando me veía triste de pequeña- Sin una arruga de preocupación.

Escuché su invitación.
-¿Eh? No. No, no, no y no. Me niego, traigo dinero suficiente y encima he sido yo la que ha tenido la idea del café, no te dejo, además he traído dinero suficiente para pagar lo de los dos –Le dije de manera muy seria. Había hecho mucho al intentar ayudarme, ahora no le iba hacer pagar lo de los dos- No voy aceptar que me lo pagues Jackson, te lo digo en serio –Añadí mientras veía que la dependienta se acercaba a nosotros con libreta en mano.