Desastre cremoso.. Amor delicioso '' Rick Wayland''

Los helados siempre son un buen comienzo para una tarde de paseo, aunque te encuentres solo,llevaba uno de ellos en las manos sabor a algodón de azúcar e iba con cómoda ropa -jeans Levi's,camiseta D&G,buso gucci y unas conver's- sin dejar de pensar que en la noche debía vestirme elegante para una de las reuniones de padre con el restro del senado y muchos de la cámara, suspiré y pensé que yo había nacido diferente a mis padres, ellos en un mundo político y a mi me gustaba el arte música y teatral, sin embargo ellos se sentían orgullosos de mí y ni que decir que me amaban de más y sin detenerme a sentirlo yo los adoraba a ellos.

Continué caminando sobre el caminillo en granito bajo mis pies, las brisas típicas del otoño golpeaban mi cabello haciéndolo bandear, sonreí y fijé mi vista en el piso y más específicamente en mis pies, observando como caía cada paso en el suelo, era muy tonto pero estaba sola y no era para menos distraerme con lo mínimo; En medio de mi distracción mi caminata se vio interrumpida por un cuerpo maculino grande y alto y no queda de lado decir que le había embarrado mis dos bolas de helado en la camisa, mis modales salieron de golpe y tapé mi boca con una dura aspiración, no me atrevía a mirar a el muchacho a la cara, me invadió la pena.
- Dicúlpeme Señor,¡Dios mío! lo siento mucho, no suelo ser tan torpe- solté de golpe y al detenerme a mirar la camisa del joven mi pena se extendió se notaba que era de diseñador y estaba totalmente arruinada, apresuradamente me saqué el buso color negro que llevaba y me dispuse a limpiar su camisa. Lo miré por milésimas de segundos, tragué saliva, sacudí la cabeza y empecé a limpiar.
- De verdad que lo lamento - Me discúlpe por segunda vez consecutiva.

El día estaba relativamente normal, después de salir de clases algunos de mis amigos propusieron al idea de salir a tomar algo o simplemente a fingir que comíamos mientras hablábamos, estaba algo cansado por asuntos del trabajo que decidí no acompañarlos, ya tendría tiempo para ponerme al corriente después. Pensando que pasaría una tarde completamente libre al llegar a mi casa comencé por quitarme los zapatos, cuando estaba desabrochando mi corbata mi padre salió de la oficina que usaba cuando estaba en casa, me sorprendió que estuviera de regreso tan temprano, más aún cuando las elecciones estaban por terminar y él estaba a la cabeza. Me saludo con sus tradicionales palmadas en la cabeza y me dijo que disponía de 5 minutos para estar listo.

Solo tuve tiempo de cambiarme el traje, en el auto iba acomodando mi corbata y las mancuernillas cuando mi padre me explico que íbamos a una presentación en el parque, los asuntos de caridad se le daban mucho desde la muerte de mi madre, cuando menciono que podríamos comer algo después del evento mi actitud cambio, realmente comenzaba a suplicar por algo de comida.

El evento era en uno de los parques más populares de la ciudad, después de estar un rato saludando gente que se acercaba apara felicitar a mi padre, le pedí permiso para ausentarme un momento, tenía que salir de la carpa para tomar un poco de aire. Camine en dirección contraria, alcance a distinguir a un vendedor de periódicos, me acerque a comprar uno que llamo mi atención, en la portada estaba una foto de mi propio padre sonriendo en el último debate en el que había participado junto a él estaba yo en una de las que probablemente era una de mis mejores fotos, me quede de pie leyendo, estaba por comenzar cuando alguien choco contra mí, más que el dolor del golpe sentí frió expandiéndose por mi pecho.

- ¡Debería tener más cuidado! – trate de no gritar, pero cuando vi el helado sobre mi camisa nueva no pude evitar subir la voz – Déjelo así por favor… solo conseguirá que se eche a perder – tome las manos de la persona que estaba limpiándome y las aparte de mí, no había prestado atención a la persona responsable del accidente hasta que solté sus manos y me di cuenta de que se trata de una chica, respire un momento para tranquilizarme, la culpa no era del todo suya – Por favor no se disculpe, la culpa también fue mía por quedarme de pie en medio del camino - sonreí para tratar de calmar las cosas, no había estado bien actuar de forma impulsiva.

Ésta era una clara demostración de que hoy no era mi mejor día,había dañado varias cosas en la casa de mis padres y por conseguiente había decidido no ayudar con la decoración de la cena para la noche y salir de allí, daba la casualidad de que precisamente hoy todo el mundo estaba ocupado para mí, incluso mis amistades por ello andaba sola, había pensado que estarlo mejoraría mi día pero definitvamente lo había empeorada, sabía Dios quien era aquel chico y que hacía allí con una camisa tan costosa y mi mente no dejó de divagar en las posibles opciones de lo que haría él en ese lugar o de lo que era.
El sonrío después de haberme prácticamente gritado y no era para menos, ahora mi costoso buso estaba arruinado, peor o igual que su camisa. Suspiré y fijé mis ojos azul profundo en el rostro del joven.
- No me justifique con semejante excusa, si yo hubiera ido mirando mi camino no huiera pasado esto, el mundo no es para los distraídos como yo-Exclamé y bajé mi rostro tapando mis ojos con mi mano libre parpadeando para evitar que salieran a flote las lágrimas de culpabilidad y frustración que se aglomeraban en mis ojos.

- Al menos sé que puedo pagarle esa camisa como usted quiera, dine...- mi voz se apagó cuando enfoqué mi visión en el periódico que le llevaba en mano más específicamente la fotografía donde obviamente él y su padre estaban juntos, lo deduje porque eraan prácticamente idénticos- ¡Oh! no me digas que... Papá va a matarme cuando se entere de lo que acabo de hacerte- Mordí mi labio inferior y el terror apareció en mi cara y mis ojos, era evidente que cuando papá supiera que que había embarrado helado en la camisa de un político que papá conocía muy bien y se podrían considerar socios o compañeros iba a castigarme como nunca antes y no importaba si ya fuera yo mayor de edad, estaba segura que iba a quitarme las cosas que yo más quería por esto, empezando porque nos hallabamos en público y y era la única ignorante de él evento que se gestaba en el parque y de la presencia de cámaras, ftógrafos, entrevistadores entre otros, por fortuna estabamos muy lejos de allí pero nada escapaba de las garras de los periodistas lo afirmaba una chica a la cuál era muy conocido un mundo como ese.

Estaba metido en un gran problema, no podía regresar así a la reunión y tampoco podía dejar a mi padre solo, tenía que haber una forma de arreglar mi camisa y disimular la mancha de helado con el saco, una vez que el evento terminara podría pedirle al chofer que hiciéramos una parada antes de ir a comer. Otra idea era pedirle al chofer que me prestara su camisa por un momento, pero sería muy extraño regresar al evento vestido con una camisa no solo de color diferente, también era por lo menos 3 tallas más grandes que yo. Lo único que quedaba por hacer era tratar de limpiarla, no había ninguna tienda lo suficiente cerca como para poder ir a comprar otra.

- Si usted lo ve de esa forma – el enojo repentino cambio por ansiedad por no saber bien que iba a hacer, aquella chica era algo extraña no conocía a muchas personas que se consideraran torpes y además se echaran toda la culpa – El mundo tampoco es para personas egoístas y tenemos guerras.

Sin poder evitarlo la mira detenidamente, definitivamente no la conocía de algún otro lugar, me quede mirando un momento sus ojos, me recordaron a los de mi madre así que tuve que mirar hacia otro lugar antes de comenzar a sentir un nudo en la garganta. Logre darme cuenta de que estaba a punto de llorar, no me gustaba ver a la gente llorar porque me hacía sentir algo inútil, era mejor haciéndolas reír.

- Tome – ofrecí el pañuelo que llevaba en la bolsa interior de mi saco, era mejor ofrecérselo para limpiar sus lagrimas que para limpiar mi ropa – Usted lo necesita más… y no lo digo por su bolso.

Levante una ceja extrañado, deje la seriedad a un lado y solté una risa disimulada lo suficiente alta para que se escuchara, pero también lo suficiente controlada para no parecer descortés, con ese cambio tan repentino de humor parecía bipolar. Seguía con la mano estirada ofreciéndole mi pañuelo.

- ¿Disculpe? – aclare mi garganta cuando deje de reír – Lo siento señorita pero me temo que no conozco a su padre… o tal vez si pero a usted no la recuerdo. Así que no veo porque tenga que matarla por mi culpa.

Sus palabras tenían mucha razón y sirvieron para hacerme sentir menos estúpida de lo que ya me sentía, una persona más o una menos podían hacer mucha diferencia y definitivamente si yo seguía realizando cosas el día de hoy, todo acabaría en un completo desastre y era realmente extraño porque éstas cosas no me pasaban muy a menudo siempre estaba concentrada o hacía todo bien, pero mi primera deducción de mi estado era el ''bloqueo de artista'',sí podía llarmarlo así, que tenía desde la madrugada, la música sonaba y sonaba en mi cabeza pero las letras estaban atascadas allí mismo.

No sabía si se había percatado de que iba a llorar pero me tendío un impecable pañuelo y exclamó algo realmente gracioso, que logro hacerme reír a la par suya, tenía una risa encantadora a pesar de lo reservado que era cuando lo hacía, era realmente emocionante observar como las palabras y acciones podían cambiar el estado de ánimo de alguien y sonreí tiernamente mirándolo mientras tomaba el pañuelo que me había ofrecido.

-Gracias, que amable-limpié los pocos residuos de lágrimas de mis ojos y escuché todo lo que decía durante el proceso, en ello mi mente despertó y advertí que era obvio que el no sabía quien era y que no tenía ni idea de a que me refería con mi padre al cual no reconocería hasta que le diera mi nombre y el de él.

- Es cierto que pena, me llamo Sabrina, Sabrina Gray - reí un poco mientras pasaba el pañuelo y mi buso a mi mano izquierda y extendía cortésmente la derecha.- Y si aun no te das cuenta, mi padre es señador de la república, el senador Stephan Gray y a lo referete de que padre va a matarma es porqué él y tu padre Christopher Wayland, si no me equivoco y lo confirma la foto- reí una vez más- son compañeros y socios y donde se enteré de que te embarre la camisa con helado no sólo va a matarme sino que va a quitarme su apoyo para hacer lo que más me apasiona.


Esa efectivamente era una breve explicación de lo que posiblemente pasaría cuando mi padre se enterara de lo ocurrido, suspiré y sin darme cuenta sacudí mi larga cabellera castaña-peliroja hacía atrás y volvía a fojar mis ojos en los de él dándole un pequeña y tímida sonrisa con una encojida de hombros.

Me basto con escuchar su apellido para saber quién era su padre, si era que no me equivocaba, antes de poder participar en las elecciones para gobernador mi padre estuvo trabajando un tiempo en la cámara como senador como seguía haciendo mi abuelo en la actualidad, un puesto que yo admiraba y aspiraba a poder tener un día pero al igual que mi padre tenía más ideas de grandeza aspiraba a otras cosas más como eran la gubernatura del estado completo y porque no después de conseguir mi nacionalidad podría hacer planes para la presidencia. Y si eso no funcionaba siempre me quedaba regresar a Londres, ser Primer Ministro era el sueño de mi vida.

En mi cabeza se formaban muchas ideas, pero tenía que regresar a la realidad, moví un poco mi cabeza para terminar de sacar todas esas cosas de mi cabeza, aún me faltaba un buen rato para poder participar en alguna elección, por el momento solo aspiraba a ser presidente estudiantil.

- Eso cambia un poco las cosas…

Conseguí ponerle atención nuevamente, menciono el nombre de su padre, como ella decía mi padre y él tenía sus asuntos aparte. Me sorprendía que no nos conociéramos, había sido invitado a varias cenas en compañía de sus padres y otros políticos, lo más seguro era que a ella no le interesara nada el trabajo de sus padres, no iba a juzgarla sabia que la mayoría de los chicos de mi edad no estaban interesados en la política y se dedicaban a divertirse de forma diferente.

- Disculpe mi atrevimiento, pero no creo que su padre sea capaz de hacer algo así – a diferencia de mi papá yo apenas le conocía, no podía asegurar si era un hombre estricto o era como mi padre, bastante relajado cuando se trataba de dar regaños - ¿Se encuentra mejor?

Al parecer reconoció de quien le hablaba y con ello esbocé una media sonrisa, el no creía que papá fuera capaz de quitarme lo que más quería ya lo había hecho una vez no creo que le doliera hacerlo una segunda. Amaba a papá y el me amaba, no quería dar una mala imagen de él pero la realidad a vees podía ser cruel y mucho más ruda la verdad, lo miré un segundo y luego bajé la mirada a mis manos que se movían nerviosas.

- No conoces a papá, el no es malo pero su vida es su trabajo y mamá- relamente lo que decía era algo enredado, en ninguna cabeza cabía la posibilidad de que un padre dejara de lado sus hijos, pero habían excepciones y la mía encajaba en una de ellas.

- Me explico mejor, soy hija única y aún así mi padre espraba que fuera varón para inculcarle su pasión por la política y pasó sólo que yo no era hombre sino mujer, por mi sola aprendí a tocar piano a los 4 años y guitarra a los 6 por ello mi abuelo decía que era una niña prodigio, sin embargo me emocionaba oir hablar a papá de política y con los años me apasioné por ello y soñaba con ser la primea mujer presidente de un país como éste, pero todo se fue a la basura un día a la hora del desayuno le grite a mi padre que le hablaría sobre mis planes para ser parte del gobierno y él me dijo que las mujeres no servíamos para eso y que era inútil que siquiera lo intentara, desde entonces me deshice de todo lo esos sueños y esas iluciones, solo tenía 8 años - suspiré -Pero eso me ayudo a descubrir mi pasió por la música, me interne en ella y hasta ahora eso es lo que más vale para mí y si él me quita eso no soy nadie.

Mientras hablaba miraba fijamente el estante de periódicos y revistas que había a solo un par de metros de distancia, cuando acabé fruncí el ceño preguntandome como había llegado a contarle todo aquello a muchacho extraño, el cual me extrañaba no a ver visto antes en las cenas y reuniones de casa.

- Creo que no era de tu incumbencia lo que te conté pero lastimosamente así soy yo-confesé y me atreví a hacerle una pregunta- ¿Sabes? me extraña no haberte visto antes en mi casa, siempre estoy en las fiestas-Me llevé un dedo a los labios como señal de estar pensando y reparando el pasado.

- Veo que no – más que hablar con ella hablaba conmigo, la deje que terminara de hablar mirándola y escuchándola atentamente.

Trataba de entender su situación, pero un poco imposible ponerme en su lugar. Para empezar porque yo no era hijo único, el hecho de tener hermanos mayores ayudaba de vez en cuando. Después estaba le hecho de que mi a mi padre le importa más yo que cualquier otra cosa, podía dejar de dar un discurso si se enteraba que estaba enfermo, su preocupación por mi había aumentado desde la muerte de mi madre.

- Tranquila…

Estire mi mano con toda la intención de ponerla sobre su hombro, pero al último momento cambie de opinión y volvía a bajar el brazo, no nos conocíamos como para tener aquel tipo de atrevimiento con ella.

- No se preocupe – no pude evitarlo y al final coloque una de mis manos sobre su cabeza – Mis hermanos dice que soy bueno escuchando a las personas.

Hice lo mismo que mi abuelo hacia conmigo cuando me felicitaba, le di dos palmaditas en la coronilla, sabía que un abrazo te subía el ánimo mucho más rápido, pero no me atrevía a hacer eso con una chica que apenas estaba conociendo, aún por muchas cenas que hubiera compartido en casa de sus padres.

- Puede que no nos hayamos encontrado porque no suelo pasar mucho tiempo con los chicos de mi edad – en algunas reuniones los hijos eran invitados, pero como la mayoría eran demasiado presuntuosos para mi solía alejarme – Y tampoco con muchos adultos – solo unos cuantos lograban captar mi atención como para poder hablar con ellos más de un par de minutos – Puede ser por eso.

Las acciones de ese muchacho eran extrañas, me trataba como si fuera una anciana o talvez eran mis ideas o mi personalidad cariñosa y efusiva, parecía incrédulo con lo que decía pero asi era mi vida, papá me daba todo lo que deseara pero le importaba nada lo que yo soñaba o por mis preferencias para el futuro y talvez sin darse cuenta estaba destruyendo mi mundo y mis sueños. Afortunadamente no perdía mi tiempo y en el momento justo logré encontrar talvez un mejor refugio en la música, mi vida rondaba al rededor de ella.

Quizas la vida de él fuera distinta y tuviera un padre más amoroso o pendiente de su vida y que fuera capaz de dejar de lado sus cosas por las de su hijo, peor no podía afirmarlo si a penas conocía su nombre y no porque el me lo hubiera dicho sino por el hecho de que lo había oído varias veces y ahora la fotografía del periódico me mostraba su cara que en el pasado fue desconocida.

Sus palmaditas en la cabeza me hicieron sentir vieja y extrañamente fea y no tuve reparos en decirselo talvez fuera así y yo no me había dado cuenta.
- ¿Por qué palmeas mi cabeza?, siento si soy grosera pero me haces sentir anciana - fijé mis ojos claros en los oscuros de él- ¿Tan fea soy? - seguidamente suspire sin poder evitarlo y me dirigí a una banquita de madera que había al lado del camino.

- Creo que otra razón para no verte es que no suelo mezclarme con nadie, todos son odiosos y creen que están por encima de los demás sobre todo los jóvenes que acuden, tienen un serio complejo de superioridad - Exclamé y me encojí de hombros detestaba la gente que se comportaba así, para mí todos eran iguales sin importar clase social o condición económica.

- No… no es nada de eso.

Aleje mi mano de forma raída y educada cuando la escuche, sentirse como anciana, no lo había pensado, cuando mi abuelo me ponía la mano en la coronilla yo me sentía bien, sabía que era su forma de demostrarme afecto y de cierta forma hacerme saber que había hecho algo bien. Comprendí que no a todos nos pueden subir la moral de la misma forma, y para mi estaba bien.

Tuve que improvisar para que no se diera cuenta de que acababa de hacerme sentir incomodo, me aprésame a doblar el periódico tratando de aparentar que todo estabas bien y que su rechazo no me afectaba.

- Lamento lo que paso hace un momento, como ya le había dicho no suelo juntarme con muchos chicos de mi edad.

Mi grupo de amigos era algo selecto, me costaba trabajo mostrar mi verdadera personalidad frente a otros, primero tenían que ganarse mi confianza, de lo contrario nunca llegaban a verme reír o hacer una que otra broma y siempre me verían serio, como todo buen político.

- Su historia me recordó otra – suspire, eran pocas las personas que sabían lo que estaba a punto de decir – Había un niño que creció toda su vida intentando complacer a su madre… aprendió a tocar varios instrumentos, a cantar, a bailar, pero sobretodo aprendió a expresarse por medio de la escritura – evitaba mirarla a los ojos o recordaría más a mi madre, y en este momento eso era lo que menos deseaba – Pero cuando el niño creció se dio cuenta de que también le gustaban otras cosas además de las artes dramáticas – iba a evitar contar la parte de las discusiones entre mis padres, por un lado mi madre negándose a dejarme ser como mi padre y por otro mi padre tratando de hacerla entender que no iba a afectar mi vida solo por eso – En fin… la madre del chico nunca pudo aceptar las cosas… y un día sin más… se fue.

Guarde silencio por un momento, si pensaba mejor las cosas aquella historia no era la mejor para subirle en animo a una chica, con solo saber el final te deprimía más. Pensé en la mejor forma de poder arreglarla, no se me ocurrieron muchas cosas buenas.

- El punto es - ¿cuál era el punto de todo eso? Si es que había uno – El punto es que, nunca se complace a los padres como uno quisiera. Si la madre del chico le hubiera dado una oportunidad las cosas habrían sido diferentes. - suspire - Soy de la idea de que hay que hacer lo que a uno le gusta, sin importar las opiniones de otros.

No sé si era ese típico instinto de mujer, pero sentí que talvez lo había hecho sentir mal, a decir verdad no lo creía solo lo sentía ningún chico de su tipo dejaría que una muchacha como yo sencilla y descomplicada lo hiciera sentir rechazado y mucho menos se fijaría de forma romántica así que me había dejado de sentir culpable, lo tratara como lo tratara no iba importar estaba segura que no iba a ser alguien importante en su vida como para hacerlo de una mejor forma.

Estuve silenciada y me dediqué a escuchar su narración ciertamente me parecía interesante y me hacía sentir cierta curiosidad por saber la identidad de aquel muchacho, teníamos cosas en común y realmente me había dado un poco de pena, era como estar en una encrucijada, mientras tu madre quiere esto, tu padre quiere aquello, pero a veces ellos no se interesaban por saber que es lo que sus hijos quieren realmente.

-Pobre chico, me gustaría conocerlo, debe ser una persona interesante, con todo eso que ha pasado tendrá mucho por contar, además tenemos eso en común y el hecho de que talvez le guste la música como yo incluso podíamos ser amigos y si tuviéramos química y congeniáramos bien seríamos algo más – solté una risa y mis mejillas se arrebolaron -no debí decir eso, soy muy soñadora y me invento cosas muy rápido, además quizás no le guste a aquel muchacho.

Me encogí de hombros y escuché su teoría de la vida y de lo que deberíamos hacer en tales casos como el mío y estaba muy de acuerdo, debíamos pensar que el futuro que está en juego es el de nosotros y no el de nuestros padres, ellos ya habían hecho lo suyo ahora nos tocaba a nosotros.


-Estoy muy de acuerdo con lo que dices, pero cuando somos infantes nuestros modelos a seguir son nuestros padres y cuando soñamos algo vivimos con la esperanza de que a ellos les gusta y nos digan `` ¡Valla! Estoy orgulloso de ti ´´ porque eso es lo que nos impulsa a seguir adelante – bufé de repente – sólo tenía 8 años y había escrito durante 2 días un discurso sólo para él y sus palabras fueron como una bala, impactaron tanto que todo aquello murió en ese momento- miré el cielo- si hubiera tenido 17 años como ahora, estoy segura que eso no me hubiera importado nada y hubiera luchado por lo que quería pero no fue así.

Me crucé de brazos y me puse a pensar que talvez todo eso pasó porque realmente esa vida no era para mí y era la única manera de de mostrarme el verdadero camino de mi vida y en lo que de verdad sería buena al hacerlo y al desempeñarlo.