Noche de pesca (Isabella)

Eran las nueve de la noche, pero Hayden apenas hacía dos horas que se había levantado. La noche anterior no había dormido nada, y había llegado a casa a las tres del mediodía. Eso probablemente explicaba que tuviese los ojos un tanto enrojecidos, y el pelo que como de costumbre no se había molestado en arreglar, más despeinado de lo normal.
¿Que por qué no había llegado a casa hasta el mediodía? Bueno, la noche anterior había estado muy movida. Unos niños capullos de papá se habían querido meter donde no debían, y los grupos se habían enfrentado de nuevo. Hayden había salido prácticamente ileso, excepto por un corte en el labio y algún hematoma por la piel. Le consolaba el hecho de que los otros habían salido mucho peor parados. Es más, dos de ellos acabaron en el hospital. Putos niños ricos.

Tocaba noche de pesca. En el club de golf se celebraba una fiesta importante, de esas en la que todos los peces gordos llevan sus mejores galas, y ello incluye sus mejores coches. Y para colmo estarían tan concentrados en su maldita fiesta que ni advertirían el robo. Todo un festín para alguien como Hayden.

Aparcó la moto robada en la puerta del club de golf y saltó la valla con pasmante facilidad, prueba de los muchos años de práctica. Su atuendo de vaqueros desgastados y caídos y una chupa de cuero desentonaba por completo en aquel ambiente. Así que llamaba mucho la atención. Aunque no sólo era eso. También estaba el brillo salvaje de sus ojos. O tal vez su especial forma de andar, con seguridad, los pasos de quien sabe que todo está en sus manos. Sacó un cigarrillo y lo encendió, mientras se dirigía al sitio donde los tipos podridos del club aparcaban sus coches. Tenía que ser rápido, llamaba demasiado la atención.

Dejando un rastro de humo detrás de él, buscó su presa. La avistó casi de inmediato. Un coche brillante, que sobresalía entre el resto. Un bmw z4, nuevo. Una sonrisa torcida se dibujó en su cara y se acercó al coche, con la clara intención de llevárselo.

Una sonrisa torcida se dibujó en su cara y se acercó al coche, con la clara intención de llevárselo. Y...zás. Alguien salió del coche, provocando que Hayden parara en seco. Había calculado que a esas horas ya estarían todos en la maldita fiesta, pero por lo visto la persona que tenía enfrente de él se había retrasado.

Hayden le dio un rápido vistazo de arriba a abajo, lo suficiente para deducir que aparte de estar buena, era una de las invitadas a la fiesta. Un bufido de fastidio de salió sus labios entreabiertos, provocando que saliera más humo de lo normal.

La miró unos instantes, calibrando si ésta había deducido ya que él tenía pensado robarle el coche. Aunque por lo confiada que iba, no parecía haberse dado cuenta de que al que tenía delante era un verdadero rufián. Se le ocurrió ofrecerse a aparcarle el coche para luego robárselo, pero luego cayó en la cuenta de que ya estaba aparcado. Sí, la resaca le jugaba malas pasadas.

Tenía dos opciones entonces, o bien se esperaba a que la niña se fuese y robaba otro. O bien la atracaba a ella. Sólo que esto último era un poco arriesgado, puesto que ella gritaría, y no estaban muy alejados de la fiesta. Hayden frunció levemente el ceño, mirándola fijamente a los ojos, pensando qué hacer a continuación.

Sali del automovil con elegancia, primero una pierna, luego la otr y despues le cuerpo completo, cerre de un portazo mi puerta piloto, me daba igual si se dañaba o no, lo material para mi no era gran cosa, entederan que cuando lo tienes todo, lo material es un segundo plano, me podia dar lujos que mucho llamarian derroche, pero que mas da?, tenia todo el dinero que se me pegaba la gana y lo gastaba de igual manera, como mejor se me antojara.

Una sonrisa ladina cruzo por mis labios, si debia darle un puntaje al chico del uno al diez...considerando su pinta salida de un pelicula de rebeldes de barrios marginados, el cigarro y ni hablar del cabello...entonces le daba un ocho, pero es que sus mirada fornida le daba un toque varonil que nadie mas tenia...pff...

Me baje de esa ensñoacion y segui con mirada fria.

-Eres el celador?-

Siempre mis ganas de humillar a los demas, el no se lo merica, no aun por lo menos, pero queria saber de donde rayos habia salido tremendo hombre.

Llevaba un vestido jodidamente sexy, tenía el pelo largo ondulado suelto, los ojos claros, y unos labios que daban ganas de morderlos. Así que...en definitiva, estaba buena. El chico se dio cuenta de que ella lo miraba de arriba a abajo, igual que había hecho con ella. Y esto provocó que una sonrisa ladeada se dibujase en su cara.

Enarcó las cejas ante su comentario, pero lo vio como una gran oportunidad para largarse de allí con el bwm z4. Si conseguía llevárselo, ganaría una pasta vendiéndolo en el mercado negro. Estaba seguro de que el Tuercas pagaría un huevo por él, y más sabiendo que este tenía debilidad por ese tipo de coches.

- Am...Soy el aparcacoches , nena - replicó con una sonrisa ladeada y los ojos brillando con diversión - Dame las llaves. - añadió.

Realmente si ella le daba las llaves...sería su día de suerte. De todas formas, lo veía muy improbable. Pero por probar que no quedase. Empezó a buscar la salida del aparcamiento y a trazar una vía mentalmente para salir una vez lo robase. No sería muy dificil, ese aparcamento estaba diseñado para idiotas. Quiero decir, para ricos.